
«El colapso de la educación, es el colapso de la nación» reza un un mensaje popular que supuestamente fue pegado en lugares públicos en la capital surafricana en tiempos del presidente Mándela.
«Saber sobre la mitocondria y conocer la vida de Atila, el rey de los unos, no me ha servido para nada» dijo en un discurso en la ciudad de Sincelejo un delfin en campaña como aspirante a la Presidencia de la República. Igualmente hay que acabar con la JEP para que la justicia funcione sugirió el delfin candidato.
No hay duda, el modelo de educación pública o privada en Colombia tiene que ser sometido a una profunda revisión, antes de que el país colapse. Porque encontrar candidatos como el que pronuncia semejantes frases como el delfin en Sincelejo, quiere decir que algo está fallando en la formación de nuestros jóvenes en materia intelectual y humanista que los lleva a desconocer las bases científicas e intelectuales que les impide cimentar sólidos conocimientos para alcanzar el verdadero desarrollo humano.
Sugiere el delfin candidato que en el colegio y en la universidad se debe incluir tratados que permitan respuestas a preguntas por ejemplo, COMO HACERME RICO EN UN CUATRENIO? De ese tamaño es la portentosa idea del delfín.
Claro que al delfin candidato no le interesa que se estudie las bases de la ciencia como la fisiología de la mitocondria, porque es más fácil aprender las triquiñuelas, la tramposeria y la evasión de la justicia como se la ha enseñado su paternal tutor.
Aprender la historia de Atila no le interesa porque perdonar se puede, pero olvidar es un imposible y la historia cumple ese papel en la vida de las naciones, impide que se olviden los atroces actos de barbarie y perversidad que se cometen contra los pueblos.
Por eso la razón del título de este escrito, sólo un idiota puede argumentar que la estupidez es válida como antorcha de campaña presidencial. Que el Dios de Colombia se apiade y nos proteja, además que nos ilumine en nuestras decisiones futuras.