EL SISTEMA DE ELECCIÓN PRESIDENCIAL DE ESTADOS UNIDOS.

Por: Julio Francisco Ruiz Miranda.
Columnista
Como quiera que el martes 3 de noviembre del año en curso,está previsto como el día señalado para que el pueblo Estadounidense elija presidente de la República, es importante realizar algunas reflexiones en torno de este hecho político. Si se tratara del certamen electoral de otro país, ello no tendría mayor relevancia para el mundo, pero siendo el evento electoral del país norteamericano, per se, convoca el interés y la atención del orbe debido a que EE.UU, contra viento y marea, sigue siendo el gran imperio mundial (económico,militar etc), con poder efectivo para seguir imponiendo políticas y prácticas de comportamiento en la mayoría de las regiones del planeta; y a ello obedece la expectativa -entre otras razones- por saber quién representa y rectora ese poder; más que en nombre de un partido (Demócrata o Repúblicano), como guardián de la hegemonía internacional gringa, disminuida pero vigorosa aún. La historia y el régimen político Estadounidense, indiscutiblemente, son paradigmáticos para gran parte de los países del mundo. Son muchos las naciones que han aprendido positivamente de su lucha emancipadora de la vieja albion, de su guerra civil, de su sistema político-democratico, como virtudes, y también negativamente de sus defectos, como sociedad racista, desigual y expoliadora de otros pueblos y sus derechos humanos. Pero, a pesar de ello, continúa teniendo internamente un sistema tripartita de poder fuerte y funcional como garantía de equilibrio institucional fundado en una probada fórmula de pesos y contrapesos. El sistema electoral Estadounidense para escoger presidente de la República (Federal) es sui generis, en tanto que a diferencia de nuestro régimen presidencialista, la elección del primer mandatario norteamericano no se efectúa directamente por el pueblo votante, como acontece en nuestro ámbito nacional, sino indirectamente, debido a que el conjunto de los ciudadanos norteamericanos en todo el territorio de la federación, so pretexto de votar por un candidato presidencial y el partido que encarna, lo que realmente hace es votar por determinado número de personas en cada estado para investirlos a la vez como los grandes electores con poder para elegir al presidente de la República de los Estados Unidos de Norteamérica. Es decir, que cada estado de la federación elije a cierta cantidad de personas, que en conjunto conforman el llamado Colegio Electoral Nacional, para que esté determine quién es el Presidente de la República. En este orden de ideas, es importante tener en cuenta que según el sistema Electoral de EE.UU, salvo dos excepciones, el candidato y/o partido que resulta victorioso en un estado adquiere el derecho de tener a su favor todos los votos de los grandes electores del colegio Electoral. O sea, un gana-gana. Esta es la razón esencial por la cuál, la disputa presidencial norteamericana es encarnizada, y muy especialmente en los estados que tienen derecho a elegir el mayor número de miembros (electores) en el colegio electoral. El sistema Electoral Estadounidense ha sido históricamente criticado como antidemocrático debido a que no siempre el candidato que obtiene la mayoría de votos a la presidencia de la República por parte del ciudadano votante es el ungido como tal -y esto ha ocurrido en contadas ocasiones, como por ejemplo, en los comicios presidenciales pasados dónde la Señora Hillary Clinton obtuvo más votos populares que Donald Trump- sino el postulado o candidato que tenga la mayor cantidad de votos o «amigos» en el colegio electoral. Al respecto, es necesario indicar que en EE.UU, cada Estado, que son más de 48, mas el Distrito de Columbia-Washinton DC., al cual se le considera como tal por enmienda constitucional; tiene derecho a estar representado en el colegio Electoral con un número de grandes electores, igual a la cantidad de miembros que posee en el congreso nacional.En la historia legislativa de EE.UU se han hecho varios intentos para reformar este sistema, que conduce a situaciones paradójicas como la comentada, pero los esfuerzos para lograr una enmienda constitucional en este sentido han resultado inútiles por el momento. Los Estadounidenses, más que modernos o conservadores, en esencia son tradicionalistas.

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