Más allá de lo que piensan el Presidente Duque y su séquito de asesores, la pandemia de covid-19 continúa acelerándose y haciéndose más peligrosa a nivel mundial, según lo acaba de reconocer la Organización Mundial de la Salud -OMS- a través de su director Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El funcionario sustenta su afirmación con un análisis simple: «Hicieron falta más de tres meses para llegar al primer millón de casos registrados. Mientras que el último millón de contagios ha sido señalado en tan solo ocho días».
Pero además, Ghebreyesus calificó esta nueva fase como «peligrosa», estimando que pese a la necesidad de poner punto final a las restricciones, el virus seguía «propagándose rápidamente» y seguía siendo «mortal».
«Sabemos que la pandemia es mucho más que una crisis sanitaria, es una crisis económica, social y, en muchos países, política. Sus efectos se sentirán durante décadas», sostuvo Ghebreyesus en una conferencia virtual organizada por Dubái.
Esta advertencia del director de la OMS choca con la decisión de muchos países, entre ellos Colombia, de iniciar una fase de desconfinamiento con el propósito de recuperar sus economías.
Otra señal de que no estamos cerca de ganarle la carrera a esta pandemia podemos advertirla claramente en el lanzamiento del proyecto «Solidaridad», convocado por la OMS para aglutinar el esfuerzo de científicos de 25 naciones con el fin de establecer la efectividad de un grupo reducido de medicamentos en el tratamiento del virus.
Esta decisión, aparentemente tardía, es un claro indicio de que la OMS no tiene un protocolo para el tratamiento de este virus en sus diferentes fases de contagio, y que hasta ahora han apelado al rústico método del ensayo y error, pero además, sin reconocerlo públicamente, ni considerar los esfuerzos que hasta ahora han hecho en este sentido los países afectados, a nivel individual.
No cabe duda que considerando esta preocupación del director de la OMS y su decisión de avanzar en el proyecto «Solidaridad», son más que justificadas las duras críticas que desde diferentes sectores se han hecho al gobierno Duque por haber programado la realización de un día sin IVA sin los controles adecuados.
Pero además, es hora de que el Presidente Duque y su ministra de Educación escuchen estas voces de alerta y cesen en sus intenciones de obligar a las instituciones educativas del país a regresar a clases presenciales a partir del primero de agosto próximo.
Su deseo de congraciarse con el empresariado de este país y favorecer sus intereses, no puede estar por encima del derecho a la protección de la salud de los colombianos.