El gobierno del Presidente Duque prepara una gran conmemoración para rendir homenaje a los 22 cadetes que fallecieron en el atentado cometido el 17 de enero del año pasado por el Ejército de Liberación Nacional contra la Escuela de Policía General Santander.
Aunque aún no se ha definido si estos actos serán el 20 o el 21 de enero próximos, el Gobierno espera contar con la asistencia de 22 cancilleres de países cercanos, un grupo que estaría encabezado por el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike POMPEO, y la Policía prepara también la publicación de una edición especial de su revista con editorial del presidente Iván Duque y el perfil de cada uno de los fallecidos.
Es “pomposa” esta ceremonia conmemorativa porque el principal invitado es POMPEO, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, y por el significativo número de cancilleres invitados, 22, porque el gobierno quiere aprovechar esta ocasión, no para concitar el rechazo de la ciudadanía a estos actos de violencia y hacer un llamado al respeto de la vida, porque la vida es sagrada, sino para mostrar al Estado como una víctima de la violencia subversiva y tratar de desviar la atención de la comunidad internacional que con horror ve cómo crece cada día el número de líderes sociales y excombatientes de las Farc asesinados por el paramilitarismo y las fuerzas del estado, sin que este gobierno intervenga para evitarlo.
Desde el comienzo del gobierno Duque hasta la fecha han sido asesinados más de cien líderes sociales, entre hombres y mujeres, cuyo único pecado fue haberse dedicado a defender los derechos de sus comunidades, a denunciar los atropellos de la fuerza pública, y de los paramilitares quienes, en connivencia con la policía y el ejército, en algunas zonas, siembran el terror a nombre de los nuevos poderosos que se apropian de las tierras que ancestralmente les pertenecen.
Para ellos, para estos líderes que son inmolados en defensa de una patria más justa y equitativa, no hay justicia y menos conmemoraciones, que hablen del dolor de un gobierno y de un Estado, que por el contrario se han mostrado indolentes e indiferentes.